viernes, 10 de octubre de 2008

Segunda vuelta.

Hasta el verano siguiente era mucho tiempo para esperar el amor, de modo que arrojó su foto por la borda y se despidió del joven, mientras la espuma de vapor engullía el daguerrotipo.

Desde aquello habían transcurrido casi cincuenta años, y como tantas veces acudió su sonrisa varonil acariciándole la memoria durante las largas noches de insomnio, acabó por modificar sus rasgos hasta casi difuminarlos.

Creyó reconocerle en aquel aeropuerto. Fueron unos segundos en los que reconstruyó aquella cara arrugada, sofocó sus latidos alocados y se castigó a sí misma sin decirle nada, y nada cambió.

13 comentarios:

Reyes dijo...

¡Cómo habría cambiado todo si le hubiese hablado!
Que historia más fantástica.
Me encanta leerle.

Víctor González dijo...

Nunca lo sabremos Dama. Son otros caminos que llevan a otras partes del laberinto.
Saludos.

Bonita del Norte dijo...

es el siempre contradictorio... que hubiera pasado si... la historia no puede ser posibilista... pero somos terriblemente posibilistas... en economía se llama coste de oportunidad... lo que pierdes en la elección de un camino u otro... y como fue su vida sin el? yo me la imagino un poco más agridulce... aunque quién sabe...

Anónimo dijo...

Nada cambió... Cada vez que entraba en su espacio se quedaba a leer...

y es lo que yo he hecho.

Un saludo Víctor

Víctor González dijo...

Precisamente señor-ina, ese coste de oportunidad vale aquí cincuenta años, lo malo es que no quedan otros cincuenta para el segundo coste del aeropuerto.
Saludos.

Víctor González dijo...

Celebro que una Serrano vuelva por aquí. Tengo una duda. Ese "su" es referido a ella o a él?
Saludos. Talentosa y gaditana, "casi na"

Anónimo dijo...

Víctor me refiero a tu espacio, es decir al de él, al tuyo, no sé...

Merece la pena volver

Un saludo

Víctor González dijo...

Por aquí seguiremos extractos.
Saludos.

M. Domínguez Senra dijo...

Cambiase o no, se acelera el corazón.
Saludos.

Víctor González dijo...

Señal de star vivo aún Marta.
Saludos.

Sandra Figueroa dijo...

Despues de 50 años nada es igual. Un beso, cuidate.

Víctor González dijo...

Pero Gardel decía que veinte años no es nada, cincuenta es algo más del doble de nada.
Un beso Poetiza.

Gemma dijo...

"Y se castigó a sí misma sin decirle nada". Misteriosa, la conducta humana. Aunque después de 50 años, como dice Poetiza, nada es lo que era.
Un abrazo