lunes, 2 de febrero de 2009

La razón de cada verso

De la cena aquella conservaba tres cosas: La nota del restaurante romántico de todo a media luz, el recuerdo del escote de su espalda mientras se marchaba, y una hoja de su pequeña agenda en la que le escribió cinco versos.

No vuelvas a besar mis labios,
como si estuvieran manchados de mierda.
No los ensucies tú, con ese desprecio contenido,
y olvida que una vez te lo di todo.
Eres un hombre necio, yo una mujer libre.

Hoy daría la vida por volver a besar aquellos labios.