sábado, 23 de febrero de 2008

El fondo del lago.

¡Le perdemos! -grité desolado mientras la turvidez del agua hacia ya casi imposible, intuirlo más que verlo allá en el fondo del lago. -¡Rescátalo papá, rescátalo!. Mi voz angustiada al borde del llanto, descubría el drama que suponía su pérdida. Mi padre sacó entonces el remo del perno y desde el borde de la barca, lo introdujo en el lecho verdoso hasta que la pala casi podía tocarlo. Hizo palanca hacia arriba y varias algas salieron pegadas al mismo, pero de mi pañuelo infantil, ni rastro.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Fin del recreo.

Cojeando me esforcé por alcanzar la fila de niños que volvían del recreo, pero a pocos pasos de llegar a la puerta de cristal, esta se cerró frente a mi, deslumbrándome hiriente el sol que se reflejó en ella. Se hizo el silencio y ahora el patio se me antojó mucho mayor que antes. Me sentí envuelto en una soledad terrible, inconmensurable. Volví mi carita de niño asustado hacia la valla, y entre dos barrotes vi a mi madre que me llamaba sonriente. Luego un murmullo de gritos y de voces, y entre ellas una de mujer exclamando. "¡Le perdemos!."