lunes, 24 de marzo de 2008

Jardín vacío.

No volvería a comprar otra tortuga. Era una decisión inamovible que acababa de tomar aunque llevaba muchos años dándole vueltas. Tenía muy mala mano con los animales y en general repudiaba cualquier responsabilidad de las que anclan. sobre todo si la satisfacción otorgada a cambio no le compensaba lo suficiente, y la vieja Casiopea parecía no haberlo hecho. Cuidadosamente la enterró en el jardín, justo debajo de donde ella siempre se ponía. Al terminar y contemplar la tierra recién removida sintió frío y soledad.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Estaría chulo si pudiéramos anexarte relatos con tus finales... se puede?

Besos,

La tita del caquillitas

M. Domínguez Senra dijo...

Cuando se me puso malo el canario (tiene 10 años) pensé hasta en su sepultura y creí que enterrarlo en la maceta de mi granado no era buena idea, que tenía que buscarle un sitio con más futuro.
Mi Trini es muy sentido.
Relato bueno donde los haya, así me gustan.
P.S. El ordenador donde recibí un comentario tuyo te detectó como una amenaza peligrosa, pero este otro veo que no. Qué bien.

Gemma dijo...

Del relato me gusta la confrontación que se establece entre el monólogo interior que mantiene consigo mismo, en donde lucha por hacerse el insensible, y el resultado que le devuelve la realidad, siempre tan suya...

Saludos