viernes, 7 de marzo de 2008

Tránsito del parque.

Ni rastro de él. La chica había esperado en aquel parque donde se habían citado, hacia ya casi tres horas. Al principio pensó que se retrasaba un poco, pero la ilusión y los nervios bloquearon cualquier pensamiento negativo. Pasada una hora, concluyó en que ya tenía un primer motivo para perdonarle. Que bello era amar a alguien. Durante la segunda, le imaginó en cada uno de los jóvenes que pasaban frente a ella aunque él era más apuesto. Aterrizar en la realidad y decidir que se iba definitivamente, ocurrió casi al mismo tiempo. No pudo evitar volver la cabeza cuando mientras se marchaba, oyó un silbido a su espalda.

2 comentarios:

Gemma dijo...

¿Pero los jóvenes de hoy esperan dos horas?

Ángel Vela dijo...

Este me gustó algo más que los anteriores. Bien narrado y con buen ritmo.