sábado, 23 de febrero de 2008

El fondo del lago.

¡Le perdemos! -grité desolado mientras la turvidez del agua hacia ya casi imposible, intuirlo más que verlo allá en el fondo del lago. -¡Rescátalo papá, rescátalo!. Mi voz angustiada al borde del llanto, descubría el drama que suponía su pérdida. Mi padre sacó entonces el remo del perno y desde el borde de la barca, lo introdujo en el lecho verdoso hasta que la pala casi podía tocarlo. Hizo palanca hacia arriba y varias algas salieron pegadas al mismo, pero de mi pañuelo infantil, ni rastro.

3 comentarios:

Gemma dijo...

Es como un cadáver exquisito, pero hecho a base de historias independientes, ¿no? Muy logrado.

Gemma dijo...

En cuanto al micro, la angustia infantil tiene esas desmesuras...

Ángel Vela dijo...

Como con el anterior, curioso enfonque y curioso final ;)