miércoles, 13 de mayo de 2009

Nueva conexión

La antena, aquella antena que en su día fue la primera del pueblo allá por los sesenta, resultaba ahora atalaya para pájaros y descanso para la mirada curiosa de Julio, que escudriñaba aquel manojo de hierros retorcidos que ya no servían a su fin. Desde la noche en la que cayó el rayo con su inmediatez y su estruendo directo hasta el televisor del abuelo, nunca más se había encendido un aparato eléctrico en aquella casa. Por eso que la música le llamó la atención primero, y luego, el ver salir correteando de dentro a un par de chiquillos. Sonrió entonces.