viernes, 3 de octubre de 2008

Lenta evolución

Con uno diferente no parecería el de siempre. Entro en la tienda satisfecho de la mano de su madre. Cientos de pantalones colgaban de las perchas, en tejido de casi todos los colores. Llevaba casi dos años soñando con ese momento y odiando vestir siempre la misma ropa, aunque nunca lo dijo en casa, esas cosas no se decían. Se dirigieron a la dependienta gordita y su madre preguntó en voz baja. -¿Tienen pantalones de señora?.

Ella avanzó mucho aquel día. Él siguió con los pantalones que fueron antes de su hermano hasta el verano siguiente.

17 comentarios:

M. Domínguez Senra dijo...

¡Qué breve es la punzada del chasco! Salud, Víctor.

Anónimo dijo...

QUE REALTO1
DEJA UNA SENSACIÓN ESPECIAL... EL CHASCO YALGO MAS...

TE SALUDO Y DEJO MI PAZ MARY CARMEN

WWW.CUERPOSANAOALMACALMA.BLOGSPOT.COM Y DE AHÍA MIS OTROS BLOGS DÓNDE ENCNTRARÁS BESOS... CARTA A.., TÉS ESPECIALES.., Y ART DE NSUEÑO Y PARA SOÑAR..

M

María a rayas dijo...

chasco? a mi me parece que hay mucha esperanza en este texto...la esperanza que traen siempre los cambios...
Me equivoco?

un abrazo!

Víctor González dijo...

Cuanto más breve, antes brilla la esperanza Marta.
Besos.

Víctor González dijo...

Gracias por tu fidelidad Mari Carmen.
Paz para ti.

Víctor González dijo...

No María, no te equivicas en absoluto. Aquel niño bien pude haber sido yo, o cualquier otro de mi generación, y seguro que el chasco se nos olvidaba tan rápido como un amor sustituido por otro. De soslayo se cuenta en el micro un avance social que hizo a las madres de entonces algo más libres, aún cuando por entonces para pedir un préstamo hacía falta la firma de un marido. No obstante, no han cambiado mucho las cosas. Hoy hacen falta las firmas del marido, del amante y del ex, ah! y un avalista.
Besos.

Reyes dijo...

Fantástico.

(De una que suele comprar los pantalones en la zona de caballeros)

Olga Bernad dijo...

El avalista, ahí está la clave:-( Todo lo demás era cuestión de tiempo.
Saludos, piloto.

Isabel Barceló Chico dijo...

Una decepción silenciosa. ¡Y cuántas se sufren en la infancia...! Besos.

Sandra Figueroa dijo...

Me llega un recuerdo muy viejo al leerte, mi madre una vez compro vestido para mi hermana y ella, pero para mi no, dizque porque yo no cumplia años. Pero nunca le dije que ella tampoco. Un beso, cuidate.

Víctor González dijo...

Gracias Dama. Ha cambiado el cuento verdad?
Saludos.

Víctor González dijo...

Puede que tuviera algo que ver en Vuelvo a visitarte el avalista.
Escribiré algo de el.
Saludos.

Víctor González dijo...

También son Isabel ladrillos de nuestro muro.
Saludos.

Víctor González dijo...

Esas ocasiones en la que el silencio también comunica, aunque el receptor no lo sepa.
Gracias por tus visitas.
Saludos.

mertxy dijo...

uf querido Víctor qué dolor siento al adentrarme en las ansias de ese chiquillo, soñar y caer en lo real duele, lacera la decepción...
mil besitos de agua
merchy

Víctor González dijo...

Leer Mertxy es igual que soñar, nos lo llegamos a creer pero nunca se rompe nada, ya es un ventaja.
Beso creativo.

Gemma dijo...

Pobrecín, me parece ver a mi sobrino pequeño llevando los pantalones de su hermano mayor, el niño que todo lo estrena.

La vida se muestra injusta ya desde el principio.
Abrazos