jueves, 18 de septiembre de 2008

Vuelvo a visitarte.

Por fin se decidió a entrar. En la sucursal bancaria todo estaba como siempre. Las mismas caras, el mismo rumor sordo, los folletos publicitarios aquí y allá. Recordó con dolor su última visita hacía un año. Ese fatídico día en que el director le informó de que iban a ejecutar su vivienda y con ello sería desahuciado. Luego vino el fin de aquel calvario y lo demás. Otra vez empezaba a oprimirle el pecho como por entonces. Era ansiedad, de sobra lo sabía. Rápidamente se plantó frente al cajero y apuntándole con una pistola negra gritó. -¿Esto es un atraco!

17 comentarios:

Isabel Barceló Chico dijo...

Comprendo muy bien la ansiedad. Y el drama que supone el volver a un lugar desde el cual te han destrozado la vida. Saludos cordiales.

Olga Bernad dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Olga Bernad dijo...

Sí, tal vez un atraco ficticio a un banco calme más y mejor que los ansiolíticos. Pues yo espero que no le pillen, fíjate.
Un saludo, Víctor.

Víctor González dijo...

Vienen Isabel casos así próximamente, la codicia del capital arrasará con la estabilidad de mucha gente. Son los fallos del sistema.
Abrazos.

Víctor González dijo...

No le pillaron Betty b. Se llevó toda la pasta que había y se compró una casa al contado. Ahora vive feliz sin hipoteca. Y nunca, nunca más lo hizo. Nuestro hombre no era un atracador profesional, lo suyo fue la venganza del zorro.
Abrazos creativos.

Rocío dijo...

Pasamos de un micro a otro, ¡menudo cambio! Aunque eso sí, la pistola es un denominador común, ;)
Besos, Víctor

Anónimo dijo...

Esto se está poniendo interesante, me tienes pegada a la silla.
Besos

Armida Leticia dijo...

Gracias por tu visita a mi blog, te dejo un saludo desde México. A grandes males, ¿grandes remedios?

Víctor González dijo...

El prota del micro Rocío, sudaba por motivos bien distintos al del anterior. Es una forma de echar afuera las toxinas.
Besos creativos.

Víctor González dijo...

Y a la pantalla amiga Marta. Sí te parece bueno, por lo breve, ya sabrs.
Besos sevillanos.

Víctor González dijo...

Armida, los remedios no son siempre mejores en función de su tamaño, tanto como de su adecuada prescripción. Desde aquí el tratamiento sintomático que te ofrecemos es el de las letras y mi solidaridad.
Beso creativo.

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Muy bueno. Vengan, que levanten la mano los que nunca han pensado (al menos eso) hacer algo así. Yo no podría. Ese pensamiento como lúgubre hipotecado que soy ha pasado por mi cabeza, tengo que admitirlo.

Abrazos.

María a rayas dijo...

pues no me extrañaría que una historia como esta saliera mañana en los periódicos...no des ideas, víctor, que hay muchas hipótecas pendientes...

beso a rayas

Víctor González dijo...

El día Goathemala que nos pongamos duros con ellos, no van a tener dólares suficientes los del tio Sam.
Abrazo.

Víctor González dijo...

Me pido que me ayuden los USA a pagar la mia. jajaja.
Beso.

ANTONIO SERRANO CUETO dijo...

Para cuánta literatura dan las hipotecas... Quién lo diría. Saludos.

Víctor González dijo...

Ya Antonio, pero unas son infumables, (minutas) y otras pretenden entretener.
Saludos.