viernes, 9 de mayo de 2008

Tiempo de despedidas.

Tomó la decisión por mí el corazón, resulto inevitable. Me acerqué hasta ellos por detrás y abracé su cuerpecito menudo mientras le besaba la rubia cabeza. Se volvió sobresaltado pero enseguida una sonrisa asomó a sus labios. Miró a su madre de reojo y entonces el terror hizo sus ojillos de agua. Todo fue muy rápido y ahora veía como se alejaban por el corredor de la gran superficie, ella tironeando de su brazo, él volviéndose a cada paso. En mi bolsillo vieja ya la sentencia, con el régimen de visitas incumplido y reciente el diagnóstico demoledor. Cáncer de huesos. -Hasta siempre amor mio-. Repetí para mis adentros.

16 comentarios:

M. Domínguez Senra dijo...

A ver, me estoy quedando encadenada pero sin batería, pero: ¿"vieja"? Será una tontería, pero quiebra el hilo del cuento. Bien, pero que muy bien, por lo diagnóstico "demoledor", sin embargo. ¿No será que te pasa como a mi jefe, que scrabbleliza el teclado?
Hasta luego.

Rocío dijo...

Aaoiue, creo que vieja se refiere a la sentencia. Quedaría más claro, si después de "bolsillo" hubiera puesto una coma, pero ya nos dirá el autor.
En cuanto a la historia, se me ha clavado en la garganta, ay...

Besos.

ANTONIO SERRANO CUETO dijo...

Estimulas, veo, debates lingüísticos. Es obvio que "vieja" es adjetivo anticipado de "sentencia". Duro relato, amigo Víctor.

M. Domínguez Senra dijo...

Gracias, Rocío, tienes toda la razón (y yo no debería ir por ahí sin la batería bien cargada).

Anónimo dijo...

Creo que "vieja" no es más que "viaja", si no me equivoco. Dichoso teclado independiente!
Triste historia más habitual de lo que creemos

Isabel Barceló Chico dijo...

Es muy duro reconocer, en el último momento casi, cuánto nos hemos equivocado. El tiempo perdido, el amor perdido, no pueden recuperarse jamás. Un texto estremecedor. Saludos cordiales.

Víctor González dijo...

Marta, Rocío y Soboro, el maestro Antonio está en lo cierto. Gracias a los cuatro.
Isabel bien sabes que la vida está llena de reconicientos cuasi póstumos que hicieron grande al personaje aunque fuera al final.

Víctor González dijo...

Isabel, era reconocimientos lo que debía figurar.

María dijo...

Todas las despedidas me parecen muy tristes, unas, como las rupturas de pareja, otras, como las de la muerte, otras, como cuando un amigo se va lejos, etc, todas me parecen dolorosas, es como un sentir que algo se va de tí, como si se desprendiera parte de tí mismo, es una sensación un poco extraña que duele aceptarlo pero que debemos adaptarnos a las circunstancias porque no nos queda más remedio.

Un beso.

María a rayas dijo...

bonito relato (aunque eso sí, muy triste!!)

las despedidas son tristes, aún cuando no tenemos conciencia de que son para siempre, por eso, me temo, que cuando sabemos que no hay posibilidad alguna de regreso, éstas se hacen insoportables...

aaaay

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Muy, muy muy bueno. Me encanta la sobriedad, la concisión y el significado.

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Saludos.

Víctor González dijo...

María y M a rayas, nuestro personaje de hoy representa un drama más profundo que el de la despedida, la suya viene de mucho tiempo atrás.
Gracias Goathemala por tus palabras y un abrazo para los tres.

María dijo...

Sigo esperando un nuevo post en tu blog con interés.

Un saludo.

Sandra Figueroa dijo...

Triste relato. Pero me gusto imaginar la escena, aunque no me gustan las despedidas. Cuidate mucho.

Gemma dijo...

Interesante que el enfoque no sea el habitual. El padre despidiéndose del hijito, quien deberá vivir en adelante con una madre que, ya lo vemos, no va a saber quererlo como él...

Saludos,

Víctor González dijo...

La vida tiene Poetiza también partes tristes y duras que incluso cuesta escribir, pero deben ser contadas cómo cuaquier otra.
No sé Mega que es lo habitual y que no, supongo que cada caso será distinto de los otros, por vivido individualmente.
Saludos creativos.