martes, 8 de septiembre de 2009

Vivir para diferenciar

El mismo calor para todos los huevos e idéntico número de días en la incubadora, -pensó- y sin embargo nunca nacían todos los pollos en el mismo instante. Sonaron dos disparos a lo lejos, y vio que de un bando de palomas arracimadas sobre el cielo, sólo cayeron un par de ellas. Se encontró entonces con su esposo en el patio de la granja. El sonrió con picardía. Ella le lanzó un beso y entró en la sala de ordeño, convencida de que algunas cosas en la vida, necesitaban de la exclusividad para poder llegar a valorarlas en condiciones.